Bioseguridad del aire: La solución que acapara la atención de expertos para evitar contagios por COVID-19

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Pese a que hasta ahora la Organización Mundial de la Salud se mostró cauta frente al tema, en su reciente revisión acerca de la manera en que se transmite el Covid-19 del 30 de abril, menciona específicamente que los aerosoles son un modo de contagio, cuando se inhalan aerosoles o gotitas microscópicas que contienen el virus y entran en contacto directo con los ojos, la nariz o la boca.

Esto se produciría principalmente en áreas interiores, mal ventilados o concurridos, donde las personas tienden a pasar períodos de tiempos prolongados, y en los que los aerosoles viajan más de un metro de distancia, en lo que llaman el contagio de largo alcance.

A más de un año de iniciarse la pandemia del coronavirus, científicos pertenecientes a entidades como el Instituto Cooperativo de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Colorado-Boulder, en Estados Unidos, ya habían advertido sobre esto y señalado que el COVID-19 no sólo se propaga por vía respiratoria, sino también por aerosoles. Estas últimas son micropartículas virales deshidratadas que no caen al suelo y pueden permanecer suspendidas en el aire por un tiempo. Y es en este punto cuando entran en juego los sistemas de ventilación y la importancia del de filtrado aire en lugares cerrados.

Más allá de las vacunas como avance en materia de prevención, y en medio de medidas como el Pase de Movilidad que dará mayor libertad las personas para transitar espacios públicos y privados, mantener una buena calidad de aire en el interior de los ambientes es uno de los objetivos que cada vez más países se proponen mediante la implementación de reglas y normas de bioseguridad.

De hecho, en países como España, inspeccionar la calidad del aire es obligatorio desde 2013 y el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE) incluye la necesidad de hacer una revisión anual a la red de conductos y revisión de la calidad ambiental para instalaciones térmicas en edificios. En Estados Unidos, también se implementan filtros estándares que por normativa internacional sirven para reducir la biocontaminación en el ambiente, tanto para uso industrial o edificios comerciales como shoppings, oficinas o aeropuertos.

El ejemplo está siendo observado también por países como Chile, que ya han puesto mirada en la eficacia de soluciones electrónicas capaces de proveer ambientes 99,9% libre de virus, bacterias y gérmenes a través de un sistema  del aire, y evitan la exposición de las personas a químicos dañinos y rayos UV. Respaldada por la FDA y por el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de Buenos Aires, Argentina, un ejemplo es la recién llegada la innovación “Ecoviox”, que combina por primera vez las cinco tecnologías más eficientes del mundo en higienización de ambientes en un solo sistema, para que accionen de forma coordinada.

“El aire que respiramos debe seguir siendo un aliado y no una amenaza. Es por ello que la industria avanza en elaborar dispositivos que además de eliminar los riesgos frente al virus, estén al alcance posible de la gente, y que operen confiablemente tanto en pequeños espacios como automóviles y hogares, o en grandes superficies como transporte público y aeropuertos”, comenta Gustavo Yaquinto, director comercial de Emprende360, empresa encargada de traer esta y otras innovaciones al país.

¿Cómo opera el sistema de bioseguridad ambiental presente en Chile?

Los filtros HEPA -del inglés High Efficiency Particulate Air- son los mismos que usan en los aviones y otros sistemas de transportes con ventilación cerrada, y están compuestos por una malla de fibras de vidrio dispuestas al azar, donde atrapan microorganismos. Estos filtros evitan la propagación de bacterias y virus a través del aire y son muy importantes para prevenir infecciones. Su eficiencia es de 99,99 %, y asegura un alto nivel de protección contra enfermedades que se transmitan por el aire. Al mismo tiempo, utiliza filtro de carbón activado usados en la purificación de aire, agua y gases, para quitar vapores de aceite, olores y otros hidrocarburos del aire y de gases comprimidos.

Además, el sistema incorpora luz ultravioleta, un agente antimicrobiano de amplio espectro, que causa daños en el ADN y el ARN, provocando la inactivación de microorganismos y virus y es segura ya que no deja expuestas a las personas a los efectos de la radiación.

“Las lámparas UV de los equipos emiten a 222 nm. En esta longitud de onda se dañarían en menor grado células o tejidos de mamíferos expuestos, pero en el equipo presente en Chile es utilizada dentro del sistema electrónico, sellada y sin contacto con seres humanos.  En un reciente trabajo del Irving Medical Center de la Universidad de Columbia, con una longitud de onda de 222 nm, eliminó más del 99,9% de los dos tipos de coronavirus expuestos, con baja exposición a la luz UV-C Far y en 25 minutos”, cuenta Yaquinto.

A su vez, la tecnología contiene ionización con iones negativos del aire. Es decir, partículas de carga negativa que se adhieran a partículas de carga positiva, como por ejemplo las de mohos, polvo, bacterias o virus. Al adherirse a ellas, las partículas caen a las superficies, retirándolas del aire. “Los iones producen una reacción química en la superficie de la membrana celular que inactiva el virus y puede reducir el 99.9% de los microbios en cuestión de minutos”, asegura el experto.

Finalmente, este sistema incorpora generación de ozono para un aire más limpio y ligero. “Se trata de un proceso en el cual se lleva a cabo una ozonización del espacio, con 0,20 ppm de ozono, generando una limpieza potente y una esterilización final asegurando un resultado 100% efectivo. Es un proceso similar al que se realiza en laboratorios y/o quirófanos”, explica Gustavo Yaquinto.

Si bien la bioseguridad del aire no reemplaza las medidas de autocuidado, se transforma en un complemento esencial. “Mantener una buena calidad del aire en ambientes cerrados se ha convertido en una obligación para quienes buscan retomar sus actividades y vivir con tranquilidad. Sólo así volverán a operar centros comerciales, pymes, transportes, centros educativos y trabajos; posibilitando la continuidad operativa de muchas empresas y la estabilidad económica de miles de familias”, concluye el ejecutivo de Emprende360.

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