Columna: Gestión hospitalaria en el contexto de la Reforma 1
Por Adrián Torres.
profesor
Investigador Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad
de Santiago de Chile
En diciembre del 2009 salió a la luz el documento “Plan de fortalecimiento del sector salud”, del
Minsal 2 , que daba respuesta a un requerimiento del Congreso Nacional, a raíz de un informe
emanado de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados en torno a la denominada “Crisis
hospitalaria”. Con fecha 16 de septiembre de 2008, se aprobó en la Comisión de Salud de la
Cámara de Diputados el Informe citado, el que en sus primeros párrafos de Conclusiones y
Propuestas establece, entre otras cosas, lo siguiente: “…es posible afirmar de modo conclusivo que
estamos ante una situación preocupante y crítica en algunas áreas y recintos hospitalarios que, a
través de esfuerzos financieros, de gestión y legislativos, es perfectamente subsanable en el
mediano plazo.” “…., los actuales niveles de resolutividad en la atención primaria, la precariedad
del plan de promoción de conductas saludables y de auto cuidado a nivel nacional, el déficit de
camas críticas y de hospitalización prolongada, la falta de especialistas en el sistema público y su
inequitativa distribución a nivel nacional, las voluminosas listas de espera en patologías no
comprendidas en el GES y los plazos vencidos en aquellas consideradas en dicho régimen, así como
la deteriorada infraestructura de algunos hospitales, sugieren cambios urgentes en materia sanitaria,
que permitan una mejor capacidad de gestión, ….”
A nueve años del documento y a diez del informe de la comisión de salud de la Cámara de
diputados, la prensa en general y la de investigación en particular, dan cuenta de que la situación
ha cambiado poco o nada en algunos de estos aspectos. No es infrecuente leer titulares tales
como: “1 de cada 5 hospitales de mayor complejidad reprobó evaluación a su gestión” 3 “Crisis de
médicos especialistas en la salud pública: las causas de un tumor de larga data” 4 ; “Médicos sin
control: Los dueños de la salud pública en Chile” 5 ; “Negligencia mortal en Hospital de Melipilla
devela feroz disputa de universidades por campos clínicos” 6 ; “Urgencias de hospitales públicos en
la UTI: Dramática falta de especialistas, equipos y camas” 7 ; “Contraloría confirma reducción
artificial de las listas de espera del Hospital San José en 2013” 8 ; “Reformas al sistema de salud:
propuestas para ordenar la casa antes de gastar más” 9 ; “¿Deuda hospitalaria o gasto en salud?” 10 , en
otros muchos.
Todo lo anterior, sugiere que la respuesta a los problemas planteados en 2008, han sido
insuficientes o no han sido abordado desde la base del mismo. Se hace necesario, pues, abordar
dichos problemas desde una perspectiva más integral y sustantiva. Un estudio de caso publicado en
2017 11 , del que fui responsable, sobre un hospital de alta complejidad, plantea que hay involucrados
aspectos contextuales, tales como reglas del juego, stakeholders y cultura país, que afectan la
gestión. Aquello puede ser un punto de partida para retomar y profundizar en el estudio que nos
permita dar realmente con el problema raíz y resolverlo. A las actuales autoridades les compete hoy
hacerlo; ojalá no se siga eludiendo enfrentar un tema que ya ha esperado diez largos años. Para ello,
es necesario poner en la lista de investigación priorizada, estudios que generen evidencia sobre un
tema tan crucial. Al final de cuentas, es cerca del 80 % de la población la que se afecta, por la falta
de una buena política y gestión en la salud pública.