Hoy escribe: Francisco Durán Ramírez, ex seremi de Obras Públicas y de Gobierno
Comienza el año y los principales cargos públicos en nuestra región siguen vacantes. Un ejemplo vergonzoso de aquello es el aún pendiente nombramiento del Seremi de Desarrollo Social, tras el fallido periodo de Manuel Yáñez quien oficializó su salida hace ya cuatro meses. Más grave todavía, es que dicho Ministerio tuvo nula presencia política para apoyar a los afectados por los incendios forestales en la región, y desde ya se advierte que el plan invierno nuevamente será un fracaso, como ocurrió el año pasado con el caso albergues si esto no se corrige.
Lamentablemente, se han normalizado los malos resultados, la mediocridad y la autocomplacencia. Los estándares han bajado al mínimo, y hoy, con poquito, aplaudimos. Lo que las personas no conocen, es que cada vez que esto sucede, hay una familia para la cual no se generó un beneficio, una comunidad rural que sigue postergada, un emprendedor que dejó de recibir apoyo. En fin, la falta de inversión pública, su lenta ejecución, en todos los ámbitos, y el bajo estándar con el que se está trabajando nos pone en una situación gris oscuro.
Para muestra un botón: el Ministerio de Obras Públicas en la región este año se vio obligado a devolver una cantidad de millones de pesos grotesca, lo que significó no poder seguir concretando proyectos para el desarrollo del Maule. Pero, por el contrario, se maquillo este escuálido y pobre gasto.
El resultado de esto es varios cientos de kilómetros de camino menos, o, tal vez, 10 grandes proyectos de agua potable rural sin realizar, o nuevos puentes emblemáticos, como el anhelado proyecto del puente sobre el Achibueno que une la ruta L-45 con Vega el Molino en Longaví, que fue incluso adjudicado, pero ya concreta un año de atraso, y nada se escucha, pero, en fin, ¡seguimos! pero celebrando que gastamos poco. Se perdió un año valioso y el Maule sur es su primera víctima.
Algunos han intentado culpar al legado anterior, pero tras un año, quienes decían ser la esperanza, nos tienen embelesados entre canticos de sirenas. Se nota poco liderazgo, falta de ideas, desconocimiento del sector público y eso es un déficit que sí o sí debe ser solucionado este primer semestre. Si esto no ocurre, se perderán años futuros de desarrollo.
Para ser más específicos, se perdieron proyectos emblemáticos como el mejoramiento de la ruta L-11 Linares – Puente Putagán, y nadie ofrece una solución. Se perdió la ruta precordillerana, más conocida como Arco Oriente, lista para ser licitada el año 2022. Se anunció recién para este año el Corredor Bioceánico o la nueva ruta que conecta Melozal con Los Conquistadores (ruta L-32), pero lamentablemente, debo decir que, ya tiene un año y medio de retraso. En el Maule norte se archivó la ruta J-80, eje fundamental para el desarrollo de la costa norte de la región, y la continuación de la obra, que iniciamos hace un tiempo, en la ruta costera desde La Pesca hasta el límite de Vichuquén.
Así se podrían nombrar más iniciativas de interés regional que se perdieron entre esas platas que fueron devueltas a Santiago. Claro, el Ministro Marcel muy contento decía que había logrado tener un superávit fiscal por primera vez, y cómo no, si aquí está el motivo, no se gastaron la plata por mal desempeño. Termino diciendo que estos serán, por ejemplo, los principales desafíos que tendrá el próximo Director Regional de Vialidad, que también es un cargo vacante en la región y que, si sigue demorando, nos llevará a los mismos resultados mediocres que tanto perjudican al Maule y su gente.